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En el gimnasio ¿sabes qué tipo de comportamiento es aceptable y cuál no?

En el gimnasio ¿sabes qué tipo de comportamiento es aceptable y cuál no?

Te señalamos a algunos de los usuarios del gimnasio que se avergüenzan a sí mismos con sus actos y su comportamiento (no estamos diciendo que tú seas uno de ellos, simplemente hacemos notar que hay tipos así).

Existen personas que por una u otra razón se cruzan en nuestro camino, y cuyo comportamiento nos saca de quicio; estamos hablando de aquellas cuya despreocupación por el efecto que tienen sus acciones en quienes los rodean, sencillamente es inexplicable, como meterse en la fila, ocupar dos lugares de estacionamiento con el mismo vehículo (vamos, admítelo, te ha pasado por la mente la idea de rayarles la pintura), gritarle a su cepillo de dientes sin importar en donde se encuentren, dejar botellas de refresco vacíos o envolturas de comida en el refrigerador del trabajo, en fin, ya sabes, ese tipo de gente a la que te gustaría patearle el trasero hasta cansarte.

Lo peor de este asunto, es que estas lacras sociales no se confinan a existir sólo en el supermercado, a pulular por las calles de la ciudad, o estar al final del pasillo dónde trabajas; estos protagonistas en ciernes de la televisión de realidades, también invaden hasta el último rincón de tu gimnasio, el lugar que supuestamente debe servirte como escape, como un santuario al que puedes ir a refugiarte de las muchas presiones de la vida diaria. Algunos de ellos cometen, pongámoslo así, delitos menores, por ejemplo, cuando terminan su rutina de press de banco, se levantan y ni por asomo se les ocurre limpiar el sudor y el olor a colonia que dejaron impregnado en el aparato; además de hacer cosas

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mucho peores. Y al igual que otros desadaptados que encontramos fuera del gimnasio, lo más seguro es que no tengan ni la menor idea de cuán molestas pueden llegar a ser sus acciones. Sin embargo, muy pronto lo sabrán. Aquí en HF nos hemos dado a la tarea de preparar una lista, con ayuda de varios de los mejores entrenadores y expertos en el campo de la condición física que hay en el medio, que van a describirnos en detalle muchas de las más flagrantes violaciones al código de buen comportamiento que uno esperaría como mínimo en un gimnasio, y que lamentablemente son tan comunes en la actualidad. Si conoces a alguien que encaje en esta descripción, quizás sea tiempo de una intervención de tu parte. Y en caso de que tú mismo fueras una de estas personas, entonces que no te sorprenda si alguien te da una paliza.

El conquistador inoportuno

Es verdaderamente imposible tratar de determinar la medida en que las mujeres levantan los ojos al cielo como señal de fastidio y desesperación, cuando este tipo de lacras se les acerca con una frase de mal gusto mientras ellas se esfuerzan por completar una serie. De forma que, mientras el galán de segunda intenta conquistarla, ella recuerda mentalmente por qué no le gusta ir a la sala de pesas.

Eric El Entrenador (www.ericthetarainer. un entrenador de personas famosas y experto en materia de condición física en Los Ángeles, comenta: “En realidad no hay nada de malo en conocer a una mujer en el gimnasio. Después de todo, ellas también son partidarias de una vida saludable y de estar en buena forma, y en eso se parecen a ti porque comprenden tu obsesión por levantar pesas y todo eso. Pero debes tener mucho cuidado en la forma en que te acercas a ellas. Las mujeres pueden oler a un inoportuno desde el otro extremo de la sala, en el sentido literal de la palabra”.

Y es que las mujeres acuden al gimnasio para hacer su rutina, y al igual que a ti, no les agrada nada la idea de que algo o alguien las distraiga. Así debes encontrar el momento adecuado para iniciar una conversación, por ejemplo, al término de la rutina de ejercicios, en el lugar donde venden licuados y alimentos sanos. Y en caso de que no se presentara ninguna oportunidad para intentar algo con ella, mejor déjalo pasar. El resto de nosotros preferiríamos mil veces consolarte por tu amor imposible, que ver cómo se desarrolla una situación enojosa cuando estamos intentando levantar 315 libras en una repetición de press de banco.

El mirón del gimnasio

Sí, nadie lo va a negar, la chava que está en la caminadora de banda sinfín es sumamente atractiva. Sí, tú al igual que todos los demás hombres del gimnasio están muy conscientes de su presencia. Y además todos los demás han notado que no le quitas la mirada de encima, que estás tirando la baba mientras pierdes el tiempo completando otra serie de extensiones para piernas sin ponerle pesas al carro, y que estás en la máquina que ‘casualmente’, está más cerca de ella. Y por supuesto, todos han notado también que es muy obvio que ya ni te acuerdas de tu rutina de entrenamiento nada más por estar cerca

de la susodicha. Y parafraseando lo que dicen las mujeres en estos casos:

“¡Piérdete amigo!”.

Anthony Presciano, que no solamente es un entrenador sino un modelo que trabaja para muchas publicaciones dedicadas a la condición física (www.anthony-presciano.com), nos dice: “¡Éste no es un club de nudistas, es un club dedicado a tener buena salud!”. También tiene algo que decirles a aquellos que con frecuencia lo único que hacen en el gimnasio es estar de mirones.

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