En ocasiones hasta los alimentos más sanos pueden enfermarte. Conoce el por qué y aprende a protegerte.

Se calcula que durante este año, 1 de cada 4 personas se enfermará por la ingestión de alimentos. Aunque en algunos casos simplemente provocará fiebre y problemas digestivos, algunas enfermedades pueden ser mucho más graves. El año pasado cerca de 325 mil personas fueron hospitalizadas y hubo 5 mil defunciones como resultado de alimentos contaminados. He aquí algunos métodos para mantenerse a salvo.

Lávate las manos

Diane Van, el encargado del número de emergencias en Carnes Rojas y de Pollo del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), dice: “Un acto tan sencillo como lavarse las manos es de suma importancia, aunque mucha gente no lo hace pues asumen que están limpios”. Sin embargo, la ruta de las heces a la boca es la causa más común de enfermedad por ingestión de alimentos.

Los Mejores Regalos

Desde luego, debes lavarte las manos después de ir al baño, pero también puedes contaminar tus manos con heces en cualquier parte: en la perilla de la puerta, en el filo de la mesa de un restaurante o incluso de los aparatos que utilices en el gimnasio. Lavarte las manos antes de preparar o consumir alimentos es la mejor forma de evitar enfermedades.

El lavado con agua y jabón es la ideal, pero la limpieza con alcohol en gel también puede funcionar. Nada más evita utilizarlo con demasiada frecuencia, porque también pueden destruir la flora buena y útil que vive en tus manos.

Mantente informado

Durante los últimos 24 años, el departamento de agricultura de Estados Unidos ha mantenido una línea telefónica de emergencias para tratar todo lo relacionado con el consumo de carne roja y de pollo. Van, como encargado de esa línea, dice: “Hace tiempo, cuando comenzamos, la gente ni siquiera conocía los nombres de las bacterias. Pero en la actualidad cuando un consumidor llama, sabe los nombres de la mayoría de los posibles microbios responsables.” El hecho de estar bien informados sobre los problemas de

salud que se originan en alimentos contaminados, puede ayudar a evitar que ocurran.

Los cuatro mayores agentes culpables de contaminación de alimentos son las variedades campylobacter, salmonella, E. coli y un grupo de bacterias calicivirus conocidos como virus Norwalk. De las cuatro, la variedad campylobacter es la causa más común de diarrea en todo el mundo. Es una bacteria patógena que causa fiebre, diarrea y espasmos musculares. La campylobacter vive en los intestinos de aves sanas, así que gran parte de la carne de pollo cruda contiene ese virus. Cuando comes carne de pollo a medio asar y ésta ha sido contaminada con los jugos gástricos del pollo, aquí tienes una de las principales fuentes de infección, y de hecho, la más común.

Los síntomas de salmonella son muy similares a las de la bacteria campylobacter: fiebre, diarrea y dolor abdominal. Puede convertirse en un episodio particularmente grave en aquellos que tienen mala salud o cuyo sistema inmunitario está debilitado, porque puede invadir el torrente sanguíneo y provocar una infección que puede ser mortífera. La salmonella está muy difundida en los intestinos de aves, mamíferos y reptiles y puede infectar a los humanos a través de alimentos y otros productos de origen animal.

E. coli, específicamente el patógeno O157:H7, suele presentar cuadros infecciosos mucho más severos que campylobacter o salmonella. Nadine Campbell, autora de “Porque no puedes tener tu pastel y también comértelo” (Nutristat Press, 2005), dice: “E. coli puede ser mortífera y requiere atención médica inmediata”. Entre los síntomas están diarrea severa y con sangre, además de dolorosos espasmos abdominales y fiebre en ocasiones. Entre 3 y 5% de los casos de E. coli, pueden presentar una complicación denominada síndrome hemolítico-urémico (HUS) que se manifiesta unas semanas después de que aparecen los primeros síntomas. Se trata de una complicación muy grave e incluye anemia temporal, sangrado profuso y falla renal. E. coli se encuentra en el ganado y en animales similares, y se transfiere a los humanos cuando comen alimentos o toman agua que fue contaminada con cantidades microscópicas de estiércol bovino.

Cuece bien tus alimentos

Asegúrate que la carne roja, pollo y huevos estén totalmente cocidos, pues la cocción completa es un método excelente para matar bacterias y mantenerte sano. Van sugiere: “Usa un termómetro”. No puedes confiar del todo en el color para saber si la carne está bien cocida. Van dice: “Puede parecer que la hamburguesa ya está bien cocida, pero quizás no haya alcanzado la temperatura interna de 71ºC. O puede estar rosa en el centro y estar a la temperatura adecuada. La única forma de salir de dudas es con un termómetro.”

En ocasiones hasta los alimentos más sanos pueden enfermarte. Conoce el por qué y aprende a protegerte.

Pon el termómetro en la parte más gruesa de la carne. Los termómetros digitales funcionan mejor cuando utilizas cortes delgados de carne, mientras que los de carátula son excelentes para asados y para el pavo. Por regla general, la carne de res, puerco y cordero deben cocerse a una temperatura interna de 71ºC, mientras que el pollo debe cocerse a 74ºC.

Evita la contaminación cruzada

Lávate las manos, así como los utensilios y la tabla de cortar, después de que han entrado en contacto con la carne cruda, ya sea de pollo o roja. Pon la carne cocida en un plato limpio, en vez de ponerla otra vez sobre una de las superficies que tocó cuando estaba cruda.

Enfría

Las bacterias pueden desarrollarse rápidamente a temperatura ambiente, así que la comida sobrante siempre debe meterse de inmediato al refrigerador. Dado que la mayoría de las bacterias que se originan en los alimentos crecen más rápido en ambientes húmedos y con temperaturas que oscilan entre los 32 y 43ºC, la mayor incidencia de enfermedades causadas por alimentos en descomposición o contaminados, alcanzan el máximo durante los meses de verano. Por tal motivo recuerda que siempre debes estar mucho más alerta en climas cálidos.