¿Qué medidas debo tomar para no contagiar a mi novia, si he sido diagnosticado seropositivo o con SIDA?
Me acabo de enterar que soy seropositivo. ¿Qué medidas debo tomar para no contagiar a mi novia, y qué riesgos tiene ella al tener relaciones conmigo?
Escuchar las palabras “SIDA” o “seropositivo” en la actualidad todavía provocan reacciones en muchas personas, que las hacen tomar actitudes de rechazo o miedo. Después de tantos estudios e información del tema, es hora de que la población acepte que vivir con el virus del SIDA no es sinónimo de contagio seguro ni de muerte. Todos podemos relacionarnos con los portadores del virus sin ningún problema, inclusive en el plano sexual, con los cuidados pertinentes.
Existe una realidad, y es que a pesar de todas las campañas de control contra este virus, vemos que los casos de personas infectadas va en aumento, a tal grado que hoy en día y en nuestro país, es frecuente conocer al menos uno o dos casos de personas portadoras.
Por tal motivo desde 1986 nació el término “serodiscordante”, para referirse a la relación de pareja donde un miembro es seropositivo, y el otro seronegativo al VIH/Sida. Aunque también la palabra se usa para enfermedades como la diabetes o el cáncer.
Las personas portadoras del virus pueden mantener relaciones sexuales con sus parejas, exactamente con los mismos cuidados que las personas que no son portadoras. El uso del condón es aún el método preventivo más común. Además, se ha educado al portador a satisfacer su erotismo mediante la práctica del sexo seguro, o sea, con la masturbación mutua, sexo por teléfono o Internet, uso de juguetes sexuales (de uso personal) y otras prácticas placenteras que no estén en contacto con heridas y mucosas.
Definitivamente la noticia de que uno de los miembros de la pareja tiene el virus, en mayor o menor grado, causa un impacto mental que requiere de tiempo para asimilarlo. Es humano y “normal” no entender y rechazar en un principio. Pero basta con un poco de educación sexual y comunicación, para darse cuenta de que la relación puede seguir prácticamente igual que antes de conocer la noticia.
Por lógica, la persona infectada entra en una etapa de duelo que atraviesa tres fases: la negación, la ira y la aceptación.
Durante la negación, la persona no pierde la esperanza de que la prueba haya sido errónea, por lo que intenta evadir la noticia y siente ansiedad generalizada.
Durante la etapa de ira, nace cierto coraje por no poder regresar el tiempo, y culpa por haberse puesto en riesgo.
Y durante la aceptación, ya se integra a la mente la enfermedad.
Estas tres etapas son clave en la relación de pareja, ya que afecta desde lo sentimental hasta lo sexual. Pero cuando por fin se logra la aceptación en ambos, es muy seguro que opten por no cuidarse y existe constantemente el factor de riesgo debido al amor que se confían. Esto podría ser un error, ya que se expone a la persona no infectada, provocando que la discordancia no dure demasiado.
Ahora conocemos muchos métodos para llevar a acabo una sexualidad placentera y con menos riesgos, por lo que las parejas serodiscordantes no están limitadas en sus relaciones sexuales. Todo es cuestión de educación sexual y compromiso con la pareja.
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