Sácale provecho a la sal marina y olvídate de las demás
Sácale provecho a la sal marina y olvídate de las demás
La sal marina puede reducir la ingesta global de sodio, pues se requiere de una cantidad menor para dar sabor a los alimentos. Aprovecha sus beneficios y come sabroso, al tiempo que cuidas tu corazón.
La sal común está elaborada industrialmente y es 100% sodio, mientras que la sal de mar se obtiene de la evaporación del agua de mares y océanos. Esto nutre al organismo y beneficia a la salud. Y lo más importante: no hace daño, además de qu es muy sabrosa.
Beneficios de la sal de mar
Mientras el consumo de la sal común provoca hipertensión, retención de líquidos, daño renal, deterioro gradual de la memoria (ya que daña las paredes de los capilares cerebrales pequeños), e inflamación del estómago y las encías, entre otros padecimientos, la sal de mar nutre de minerales y sales a las células, revitalizándolas y cubriendo las carencias que pudieran tener de estos nutrimentos (incluso por una mala alimentación), manifestadas generalmente como agotamiento, desgano, debilidad muscular, estrés y algunas enfermedades.
Repone de inmediato las sales minerales perdidas por la realización de mucha actividad física o cuando ha habido bastante sudoración (incluida la fiebre), mejorando la energía muscular y la agilidad mental.
Fortalece el sistema óseo y los dientes, dado su contenido de calcio, un mineral determinante en la formación de huesos fuertes, entre otras funciones orgánicas; y flúor, especial para la conservación de dientes sanos.
Mejora y mantiene un equilibrio electrolítico, ya que aporta sodio y potasio, regulando su interacción.
Regula la presión arterial, evitando que se eleven los niveles de sodio en la sangre.
Favorece la circulación sanguínea, la trasmisión de impulsos nerviosos, el funcionamiento renal, de vías urinarias, intestinal y linfático (la eliminación de toxinas), ya que mejora la función y excreción celular.
Sácale provecho a la sal marina y olvídate de las demás
Fortalece las defensas del organismo y acelera la curación de heridas, ya que ciertos minerales tienen un efecto antibiótico y bactericida.
Favorece la producción y regulación hormonal, ya que contiene selenio, un gran aliado de la vitamina E (que evítala la formación de coágulos y trombos en la sangre), favoreciendo la activación de una de las principales enzimas del organismo (glutatión peroxidasa), conjuntándose una gran función antioxidante.
Favorece la alcalinidad y disminuye la acidez, mejorando la digestión y salud estomacal, y disminuyendo la inflamación celular causada por elevados grados de acidez a nivel orgánico.
Mejora la función cardiaca y la evita la formación de cálculos renales, gracias a su contenido de magnesio, un mineral indispensable en estas dos funciones, sobre todo en la renal.
Evita las alergias, ya que algunos minerales son claves para prevenirlas o tratarlas, como sucede con el zinc, magnesio y el azufre, el último con un gran poder antiinflamatorio, sobre todo en inflamaciones por alergia.
Repone la pérdida de minerales, especialmente hierro y potasio, ocasionada por sangrado y menstruación en las mujeres.
Ayuda en el tratamiento de desórdenes tiroideos y bocio, por su contenido de yodo.
Disminuye los niveles de colesterol, ya que investigaciones recientes demuestran que los minerales, sobre todo de aguas carbonatadas o minerales, son muy importantes en el combate al exceso de grasas malas en sangre.
La sal marina se puede adquirir en establecimientos dedicados a la dietética. Incluso hay algunas variedades a las que se les han añadido especias o extractos de vegetales que sustituyen al cloruro de sodio, y que proporcionan un aroma más apetecible para el paladar. Estos compuestos son muy resistentes al calor y los puedes añadir a tus alimentos antes de cocinarlos.
Sácale provecho a la sal marina y olvídate de las demás
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